Planificación nacional: es entendida como el conjunto de mecanismos e instancias que dan origen a objetivos, políticas, programas y proyectos que se transforman en instrumentos de desarrollo económico−social. El planeamiento incluye desde la formulación de objetivos, la evaluación de resultado y la retroalimentación al formularse nuevas metas, es un proceso en el cual existe un diagnóstico de la realidad: se detectan los factores que favorecen o entorpecen el desarrollo en esa área, se establecen los fines, se seleccionan los medios más adecuados, se realiza el programa y se evalúan sus resultados. Este proceso de planificación también contempla un priorización de necesidades, una determinación de orientaciones referidas a las perspectivas futuras de desarrollo y una evaluación de los resultados obtenidos.
Regionalización: es un programa de acción y definición político−administrativa que va destinado a estructurar los fundamentos de un proceso de desarrollo social, económico y político para el país. La consecución de esta meta requiere de una racionalización administrativa que se orienta en tres direcciones fundamentales: la reforma estructural, la reforma de funciones y la regionalización propiamente tal. La regionalización obedece al interés por modernizar al Estado como condición necesaria para que ofrezca a la comunidad nacional posibilidades de desarrollo socioeconómico acordes con los grandes progresos alcanzados por el mundo actual. Finalmente, la regionalización se traduce en la implantación de principios básicos y la descentralización político−administrativa: la desconcentración económica y la descentralización administrativa.
Región: es una unidad geográfica característica constituida por factores físicos, sociales y económicos más o menos comunes. Requiere una unidad territorial claramente definida, debe contar con una dotación de recursos naturales suficientes para hacer su aporte singular al proceso de desarrollo nacional y, además, contar con una población en número y estructura capaces de impulsar el desarrollo constituyéndose en una fuerza de trabajo y como mercado de consumo. Para cada región es necesaria la existencia de un adecuado nivel de servicios públicos y privados aptos para satisfacer las demandas locales y aportar a los requerimientos a nivel nacional. En cada región debe existir una ciudad capital que actúe como núcleo central de las actividades económicas y sociales, orientando la dinámica de crecimiento local.
Dentro de la clasificación general de región, pueden distinguirse claramente varios tipos:
- Homogénea: es aquella que se caracteriza por ser un espacio geográfico continuo con indicadores económicos, poblacionales y de recursos si no idénticos, por lo menos muy similares en sus valores. Un ejemplo muy característico de este tipo estaría dado por las regiones de colonización del Chile Austral.
- Polarizada: es aquella unidad geográfica que gira en forma determinante en torno a ciertos polos de desarrollo. Se entiende por polo de desarrollo un sistema de industrias en expansión que imprimen cierto nivel de desarrollo en un área mayor llamada zona de influencia. En las regiones de este tipo, sus polos de desarrollo se presentan fuertemente interrelacionados y organizados en todos sus niveles. De esta forma, se establece u flujo dinámico de bienes u servicio que vinculan estrechamente a la capital regional con cada uno de sus centros poblados. Este tipo de regiones se presenta claramente distinguible en la zona central de Chile.
- Plan: es un espacio continuo en donde se aplica en forma integral una estrategia de desarrollo. Se consideran en dicho plan los recursos humanos y naturales tanto presentes como para el futuro regional y nacional. Al constituirse como región plan, presentan un conjunto de circunstancias óptimas para la planificación de un programa de desarrollo económico−social. A este tipo de región se podría asimilar, en cierto modo, la experiencia de región piloto.
- Fronteriza: es aquella región cuya naturaleza es esencialmente limítrofe y que reviste particular importancia desde un punto de vista geopolítico. En este sentido, la configuración misma de nuestro territorio hace que grandes extensiones de nuestro suelo pertenezcan a este tipo. Es necesario precisar que esta clasificación tiene una aplicación metodológica y no persigue tipificar en un sentido definitivo. También conviene evitar el error de creer que en este esquema cada tipo es mutuamente excluyente con los demás, pues existen ciertas combinaciones perfectamente compatibles, como sería una región polarizada−fronteriza o una homogénea−plan. En la implementación del proceso de regionalización se estimó oportuno iniciarlo con la experiencia de regiones−piloto. Ellas fueron definidas desde el 1° de agosto de 1974 y correspondieron a la I, II, VII, XI. El criterio de elección en ellas fue el de aplicar la reforma tanto en regiones periféricas como a una región multiprovincial. Las regiones periféricas fueron elegidas por su situación geográfica, la modalidad de su poblamiento, su producción económica y por haber participado en algún programa de planificación.
Principio de
subsidiaridad:
El estado pasa a ser
requerido en el mundo privado solo cuando este lo necesite, pero a la vez el
estado centrara sus esfuerzos en separar la administración asignándole
competencias a cada una de las entidades administradoras del territorio
Fuente:
SOUTO COELHO, Juan (coord.): Doctrina Social de la Iglesia. Manual abreviado. Instituto Social León XIII. Edición BAC y Fundación Pablo VI. Madrid, 2002, pág. 117-119.
Heimrich Von
Baer. “Chile será descentralizado o no será desarrollado” CONADERE. [PDF]. [Santiago] [sin fecha de publicación].
[Pág. 5 y siguientes]. Disponible en formato: PDF.